El 33° Congreso de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) implicó tres jornadas de charlas, de aprendizajes y de intercambio entre todos los actores del sector productivo de la Argentina, con la mirada sobre la innovación continua hacia el futuro.
Con un mensaje de optimismo, el presidente de la entidad, Marcelo Torres, destacó el valor de crear un espacio inclusivo y colaborativo, donde todos los participantes se sienten parte del proceso de innovación y solución. “Aapresid no se apropia de la innovación, sino que busca ser parte de la solución, no del problema. Queremos aportar para que nuestro país sea mejor”, puntualizó Torres.
Resaltó que el evento de la entidad logró congregar tecnologías, ciencia, sector público, privado, y empresas con un solo objetivo: avanzar hacia una agricultura más eficiente y sostenible. “La situación es tan compleja que se necesita la convergencia de ideas y esfuerzos. Aquí, todos aportamos desde distintas miradas, desde el lote hasta el mundo”, agregó. En esa línea, también destacó la importancia de la interacción entre los diferentes actores del sector agropecuario, señalando que todos son fundamentales en la construcción del futuro agrícola del país.
En el marco del congreso también se desarrollaron un remate de hacienda -televisado en vivo por la consignataria Jauregui Lorda-, y actividades como el espacio Agtech con las principales startups del sector. Además, fue escenario para la celebración de los 15 años de la Red de Manejo de Plagas (REM) y del regreso del ciclo de charlas inspiradoras “Aaprender”, que convocó a numerosas figuras.
Ejes temáticos
La agenda de contenidos se estructuró en torno de siete grandes ejes temáticos que permitieron abordar una amplia variedad de temas clave, como seguridad alimentaria, ruralidad, energías renovables, políticas públicas, inteligencia artificial, salud del suelo, cambio climático y biotecnología.
En el panel titulado “Agro del futuro”, el consultor en economía Roberto Bisang sostuvo que la agrobioindustria se encuentra entre los tres sectores disruptivos de la economía argentina, junto con servicios de conocimiento básico y combustibles no convencionales, absorbiendo dos tercios en términos de facturación, lo que la convierte en un motor de la Argentina futura.
“Con los últimos desarrollos de inteligencia artificial, biotecnología en los 90, el primer paquete de siembra directa, etcétera, la tecnología empezó a ser un bastión del agro, cosa que no había ocurrido nunca en la historia universal. Por primera vez un cambio tecnológico tiene lugar en lo biológico”, resaltó Bisang en el panel desarrollado en la Sala Syngenta, compartido con Pablo Mércuri, investigador del Centro de Investigaciones en Recursos Naturales del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
Al referirse a la proyección a largo plazo remarcó el surgimiento del Paradigma 4.0 -inteligencia artificial, automatización y robotización, la biotecnología, trazabilidad y blockchain, y energías renovables- como un cambio sustancial en términos de concepción del negocio.
“La tecnología va sobre la naturaleza, y al campo le pide alimentos, energía, materiales y sostenibilidad. Con lo cual estamos frente a la posibilidad de armar un modelo de desarrollo que potencie al campo. En este entorno complejo serán exitosos quienes sean más flexibles y se adapten al futuro de gestionar el campo de manera multifacética, teniendo en cuenta las nuevas profesiones y conocimientos tecnológicos”, resaltó.
Finalmente, Guido di Mauro, docente e investigador en la Universidad de Rosario dijo que Argentina tiene margen para aumentar un 35% del rendimiento de los cultivos con el uso de tecnología tradicional y las Agtech, algo más que interesante que debemos considerar.
Hay un margen para aumentar la productividad y una oportunidad del 65% para incorporar tecnología, con lo cual lo que debemos plantearnos es cómo hacer mejor las cosas. Hay que estar enfocados en cuál es el problema que queremos solucionar con la tecnología por dos motivos: para que sea útil cuando llegue y para guiar a la gente que la genera, de forma que no se desarrollen tecnologías para problemas que no existen.
Esta es una tecnología que esta disponible, pero no significa que las estemos utilizando. En este sentido aseguró que Argentina en promedio tiene una adopción de tecnología digital de un 35%, siendo las más adoptadas las descriptivas que solo ofrecen un resumen del estado de situación, y en mucha menor medida las prescriptivas que involucran analizar y tomar una acción de forma automática.